jueves, 4 de noviembre de 2010

LA BATALLA DE PIDNA. ¿LEGIÓN DERROTA A FALANGE?

LA BATALLA DE PIDNA. ¿LEGIÓN DERROTA A FALANGE?: "
LA BATALLA DE PIDNA. ¿LEGIÓN DERROTA A FALANGE?

El poder ofensivo y defensivo de la falange macedónica ha sido comparado en el imaginario popular, en la literatura de ficción y en la de investigación en multitud de ocasiones, dando lugar a decenas de tópicos y cuestiones aún no resueltas. En Pidna cayó el último de los reyes macedónicos y con él el sueño (ficticio) de independencia no solo griega, sino oriental en el ámbito del Mediterráneo respecto a Roma. Una Roma que ya no se mostraba respetuosa con lo griego ni filohelena como antaño, hacía apenas una docena de años, aunque fuese en apariencia.



Con cinco filas de puntas de sarissa proyectándose por delante de la formación, la falange macedonia ofrecía una imagen de fuerza irresistible, y rara vez llegaba al contacto con enemigos, que normalmente huían antes del choque.




Reconstrucción de un scutum oval romano de época republicana en forma de teja, capaz de cubrir el cuerpo del combatiente mejor que un escudo plano de modelo celta. Se aprecia la manilla sencilla horizontal característica de los escudos ovales. Grupo Legio I Germanica (Tarragona). Tarraco Viva 2005.


Cuando uno lee tanto las fuentes como los estudios y ensayos dedicados a la tercera guerra macedónica, no deja de parecerle un enfrentamiento extraño, vislumbrando casi más incompetencias que aciertos. En ese marco es complicado valorar y comparar los estilos de ambos contendientes.

A la muerte de Filipo V, personaje atractivo donde los haya, le sucedió en el trono macedónico su hijo mayor Perseo en el año 179 a. C, tras varias intrigas y la muerte de su hermano menor, el cual estaba llamado (sobre todo por Roma) para ser el heredero. Perseo intentó continuar la obra de su padre de inmediato, la del fortalecimiento de Macedonia, con algunos éxitos iniciales que no fueron lo debidamente aprovechados. Los movimientos de Perseo preocuparon en Roma, que declaró la guerra en el año 172 a. C.

Durante los dos siguientes años se puede comprobar bien cómo los aciertos, sobre todo diplomáticos, de Macedonia, se mezclaban con rotundos fracasos en ese campo. En el militar, Perseo cosechó victorias más por demérito del ejército romano que por su genio, utilizando siempre una técnica dilatoria y defensiva que no aprovechó esos triunfos. La organización latina era un completo desastre y, tras varios cambios, tuvo que acudir Lucio Emilio Claudio.

Lo primero que hizo fue reorganizar el ejército, buscar su abastecimiento y renovar su ánimo, tres bases fundamentales sin las cuales las armas poco tienen que hacer. Lo segundo, tras la toma de posiciones siempre defensivas de Perseo, fue atacar sus líneas y romper sus protecciones, cosa que consiguió y que obligó a los macedónicos a replegarse a un lugar más propicio para el despliegue de sus falanges, en las faldas del monte Olocro.


Falangita macedonio de época de Alejandro. Su arma principal es una sarissa, pica de unos cinco metros, aunque en siglos posteriores llegaría hasta más de siete. Un gran regatón (sauroter) de bronce actúa de contrapeso y permite además clavarla en el suelo; la punta es pequeña para no desequilibrar el arma. El astil era de madera de cornejo, y en la marcha se dividía en dos partes, empalmadas en la batalla con una pieza metálica tabular. Lleva un casco, popular en la época, de tipo frigio, coraza y una greba, además de un pequeño escudo circular con el símbolo de la dinastía macedonia. Por todo ello se trata de un jefe de fila, que combate en primera línea y necesita más protección. Las filas traseras no llevarían ni grebas ni en muchos casos coraza.


La batalla que siguió fue un completo desastre para los intereses macedónicos, dejando en el terreno unos veinte mil muertos, si creemos a Livio. No obstante, en el desarrollo del combate se dieron circunstancias curiosas, pues se podría inferir que la falange derrotó a las legiones, que huyeron (según fuentes romanas, se replegaron) derrotadas en un primer momento al monte. El fatal aprovechamiento de esta circunstancia (la caballería apenas fue utilizada, quebrando el principio de yunque/martillo), el avance hacia terrenos más quebradizos y la impericia de los infantes macedónicos hizo que los legionarios se encontraran con espacios para entrar en el cuerpo a cuerpo, asunto que con una buena táctica de ese muro de sarissas se antoja casi imposible.


Estructura de un ejército consular romano de dos legiones y sus socii –sin tropas auxiliares no itálicas- hacia finales del s. III y s. II a.C.




  • Esta entrada ha sido creada por Blogs con Historia. La opinión que expone es particular, y puede o no coincidir con la del autor.


  • El autor expondrá su opinión, si procede, en forma de comentario a esta entrada o, casi siempre, en la denominada «Ventana del Autor».


  • La mayoría de las imágenes pertenecen al la serie de libros de Fernando Quesada publicados lo la Esfera de los Libros.



"

No hay comentarios:

Publicar un comentario