viernes, 27 de agosto de 2010

¿Existe de verdad el síndrome de personalidad múltiple?

¿Existe de verdad el síndrome de personalidad múltiple?: "

Estamos tan acostumbrados a ver películas en las que aparecen personajes con doble personalidad o incluso con muchas personalidades que tenemos la sensación de que el síndrome de personalidad múltiple debe de ser algo bastante común. Incluso se ha usado en juicios para absolver al acusado, al estilo de Las dos caras de la verdad (papel que Edward Norton borda, por cierto).

Pero ¿qué hay de cierto en ello? ¿Realmente existe? ¿Es como parece?

Según un ejército de científicos escépticos que ha tenido la paciencia de examinar muchos de los casos de personalidad múltiple, al parecer las cosas no son tal y como aparecen en las películas.

Las personalidades múltiples no parecen existir, a pesar de que es una creencia muy difundida. Todos los casos que han sido verificados han resultado ser sugestiones iatrógenas (inducidas por el propio terapeuta).

Lo que sucede es que suele confundirse la personalidad múltiple con muchos casos de esquizofrenia. Los esquizofrénicos no tienen la personalidad divida, sino confusión mental, alucinaciones, ideas delirantes, etc. Es decir, estamos ante un caso de falso diagnóstico.

Precisamente ahora estoy escribiendo estas líneas desde Edimburgo, lugar de nacimiento del escritor Robert Louis Stevenson, creador del que quizá sea el caso de personalidad dividida más famoso de la literatura: El misterioso caso del doctor Jeckyll y mister Hyde.

Fue precisamente en Edimburgo donde a principios del siglo XIX apareció un gran número de casos de lo que entonces se llamó “sonambulismo”. Los sujetos entraban en una especie de letargo, y durante el mismo se apoderaba de ellos una personalidad diferente. Llamó mucho la atención el caso de una muchacha sencilla que durante sus ausencias se revelaba capaz de hazañas intelectuales extraordinarias.

Estos casos fueron muy aislados. Hasta 1973 no se puso realmente de moda el caso del síndrome de personalidad gracias al caso de Sybil, en EEUU. Una mujer de la que el terapeuta sacó nada menos que 16 personalidades.

A partir de entonces, aparecieron muchos más casos. Hasta mediado de los años 1990, la bibliografía clínica reseñaba unos 300 ejemplos de personalidad múltiple.

Sin embargo, el caso de Sybil fue un engaño astutamente urdido por una terapeuta y una escritora, como se demostró años más tarde.

Vía | Falacias de la psicología de Rolf Degen



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Un meridiano a través del Duomo de Milán

Un meridiano a través del Duomo de Milán: "

Después de que Irreductible lanzara la iniciativa de Ciencia en Vacaciones a comienzos del mes de Agosto, y con las vacaciones que tenía por delante, no he podido evitar buscar uno de esos momentos en mi largo viaje, hasta que el pasado domingo lo encontré en el Duomo de Milán.


Il Duomo di Milano
I: El Duomo de Milán

El Duomo de Milán (palabra italiana para referirse a las catedrales) está situado en el centro de la ciudad de Milán. Se comenzó a construir en 1386 por encargo de Gian Galeazzo Visconti al alzarse con el poder en la ciudad, como recompensa a las clases altas y bajas por la represión a la que se habían visto sometidos durante el mandato de su predecesor, Bernabé Visconti. Su construcción y continuas remodelaciones ha hecho que la catedral no fuera finalizada completamente hasta prácticamente 600 años después de su construcción, el 6 de enero de 1965, fecha en la que se inauguró la última de las entradas construidas.


Dentro de las muchas curiosidades que se pueden encontrar dentro de esta compleja obra maestra de la arquitectura con el gótico tardío como estilo principal (aunque no único), hay una que rememora un gran momento de la ciencia. En 1786, un grupo de astrónomos del observatorio de Brea bajo la autorización del Padre Cesaris trazaron en el suelo del templo una larga tira de metal que lo atravesaba de norte a sur. Este trazado describe la trayectoria del meridiano de longitud -9.19236º respecto al meridiano de Greenwich.



II: Marcas zodiacales

A lo largo de este meridiano situaron un total de 12 paneles de mármol negro y blanco que representaban los distintos signos del zodiaco, acompañados de las fechas de entrada de cada signo del zodiaco. Estas marcas no se situaron de forma aleatoria, sino que las colocaron basándose en la entrada de un rayo de sol procedente de uno de los gnómones del templo situado a 24 metros de altura (un pequeño orificio abierto en la bóveda). De este modo, a medio día, un rayo de sol penetraría por esta cavidad iluminando un lugar concreto del meridiano, determinando la fecha exacta del día, así como el signo zodiacal de ese día.


En 1827, se llevó a cabo la retirada de todas las marcas referentes a los distintos signos del zodiaco, dejando únicamente una marca situada en la pared, la correspondiente al solsticio de invierno y signo de Capricornio, el día en el que en el hemisferio norte el sol se sitúa en su punto más bajo, y por tanto el rayo golpea en el punto más alto de la pared.



III: Marca del solsticio de invierno

Poco después de la finalización de la catedral, 150 años más tarde, las 11 marcas zodiacales volvieron a ser situadas en su lugar original, y a día de hoy se puede disfrutar de este espectáculo astronómico dentro del Duomo de Milán cada mediodía. Junto a la marca del solsticio de invierno se puede observar una detallada tabla con todas las fechas, horas, minutos y segundos en los que el sol entra por el gnomon, según los datos recogidos en el 2008.


Fuentes y más información:

- Fotos de Italia

- La merdiana del Duomo di Milano (PDF)

- Milan Cathedral


Otras que pueden resultar interesantes:






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Ismael Pérez: ¿La Croacia de Marco Polo?

Ismael Pérez: ¿La Croacia de Marco Polo?: "El siguiente en apuntarse a las vacaciones de ciencia que estamos disfrutando durante este mes de agosto en la Aldea, es Ismael Pérez Fernández, buen amigo y mejor divulgador escéptico que, desde su blog Homínidos, siempre tiene a mano una nota de sentido común.


Marco Polo y Korčula | Crédito imágen: Ismael Pérez Fernández

Recientemente he visitado la costa dálmata en Croacia, allí entre otras islas podemos encontrar Korčula (se pronuncia Kórchula). En ella afirman que el famoso Marco Polo vivió entre las murallas de dicha ciudad. Lo cierto es que lo único que parecen aportar como prueba es una carta de la época de Marco Polo en la que se afirma que la familia Polo vivía en la costa dálmata, pero claro la costa dálmata es mucho más que la isla de Korčula. Así que probablemente todo esto de Marco Polo es más un reclamo turístico que una verdad histórica.

No obstante lo que nos importa es que al lado de la supuesta casa de Marco hay una tienda dedicada a él, la cual está repleta de instrumentos antiguos de navegación, brújulas, relojes solares, sextantes, catalejos etc. vamos una tienda llena de ciencia.


Marco Polo y Korčula | Crédito imágen: Ismael Pérez Fernández

La sorpresa me la lleva cuando arribe a Markaska, lugar de la costa dálmata conocido por su bulliciosa playa y su animado ambiente, allí desde la cubierta del barco divise la cúpula de un observatorio astronómico. Por la noche nos dirigimos hacia él, y desde su ubicación disfrutamos de una imagen espectacular del firmamento.


Observatorio en Markasa | crédito imágen: Ismael Pérez Fernández

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Este post participa en la iniciativa: 'Momentos de ciencia en vacaciones'.

Aquí puedes ver en qué consiste esta idea por si te animas a participar
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Los hermanos Collyer, los ermitaños de Harlem

Los hermanos Collyer, los ermitaños de Harlem: "Cuando la policía de Nueva York entró en la casa de los hermanos Collyer en Harlem el 21 de marzo de 1947. No podía dar crédito a lo que encontraron. La entrada y las habitaciones de la casa estaban llenas hasta el techo de trastos y basura. Una llamada anónima les había alertado de la presencia de un cadáver, pero parecía que la búsqueda no iba a ser fácil ante la imposibilidad de avanzar.

Exterior de la cada el día después de la entrada de la policía La casa poco después de la entrada de la policía en 1947. Original Ascent of a Pyramid

Habían pasado casi 40 años desde que en 1909 el Doctor Herman Collyer Collyer se mudara con su familia Harlem. Habían comprado una 'brownstone' de cuatro plantas en los que entonces un barrio blanco en el que se estaban instalando algunas de las familias más adineradas de Nueva York. A los Collyer tampoco les iban mal las cosas, el padre de Herman había sido uno de los mayores constructores de barcos del río Hudson, él era un reputado ginecólogo que trabajaba en el hospital de Bellevue y su mujer, Susie Gage Frost, había sido cantante de ópera.

Supuestamente, los Collyer descendían de la familia Livingston, una antigua y acaudalada estirpe neoyorquina de la que se tiene constancia desde el siglo XVII, y que había llegado en barco a la entonces colonia holandesa desde Inglaterra justo una semana después que el Mayflower.

La pareja había tenido una hija, Susan, que murió aún siendo niña en 1880. Un año después de su muerte, había nacido su segundo hijo, Homer y cinco años más tarde, Langley. Los dos hermanos estudiaron en la Universidad de Columbia. Homer se licenció en Derecho Marítimo y Langley en ingeniería mecánica y química.

Los Collyer eran una familia más de Harlem, con algunas rarezas, pero que no parecían tener la menor importancia. En 1917 habían dado de baja el teléfono acusando a la compañía de cobrarles llamadas de larga distancia que no habían hecho. También era habitual que el doctor Collyer bajara remando en su propia piragua por el río Este cuando le llamaban del hospital de la isla de Blackwell.

Sin embargo, sería en 1919 cuando la vida de la familia cambiaría. Según parece, el doctor decidió abandonar a la familia. Se desconocen los motivos de su marcha y algunas fuentes afirman que no fue una separación, sino que su mujer se fue con él. En cualquier caso, los hermanos, Homer y Langley, en aquel entonces de 34 y 38 años de edad, siguieron viviendo en la casa familiar de Harlem.

Así se encontró el interior de la casa la policía cuando entró. Original The New York Times

En 1928, esta vez por falta de pago, les cortaron el gas y la electricidad. Aunque Langley intentó generar su propia electricidad, sus intentos de generar electricidad con un Ford T no fructificaron, aunque Langley decía que sí, por lo que los hermanos a partir de entonces vivieron sin calefacción ni agua caliente. Pasando a utilizar queroseno para cocinar, iluminarse y calentarse.

El padre murió en 1923 y la madre en 1929. En ese momento, los hermanos heredaron todas las posesiones de la familia y decidieron llevar todas esas posesiones a su casa de Harlem. Mientras Homer seguía ejerciendo como abogado, Langley se ganaba la vida como concertista de piano, llegando a tocar en una ocasión en el Carnegie Hall.

Para entonces, lo que cuando llegaron era un pujante vecindario blanco se había ido convirtiendo en un barrio negro de clase baja. La mayoría de las familias blancas que habían llegado con los Collyer se habían marchado. Los hermanos, sin embargo, se quedaron, aunque a medida que la delincuencia y el vandalismo se adueñaban del barrio más se apartaban del mundo y se recluían en su casa.

La mayoría de fuentes sitúan en 1932 la última aparición pública de Homer. Justo un año después, un derrame cerebral le causó hemorragias en ambos ojos y se quedó ciego. A partir de ese momento, Langley se dedicó a cuidarlo. Los hermanos decidieron no seguir los consejos de los médicos. “Somos hijos de médico y tenemos una biblioteca con más de 15.000 libros de medicina”, al parecer explicaba Langley. Langley sometió a su hermano a una dieta especial combinada con descanso que según él le ayudaría a recuperar la visión. Cien naranjas a la semana, pan integral y mantequilla de cacahuete, y para ayudar a descansar a los ojos, los tendría que mantener cerrados a todas horas.

Después de la pérdida de visión de Homer, Langley comenzó a guardar y a acumular los periódicos de la ciudad con la intención de que el día que Homer recuperara la visión, se pudiera poner al día. La salud de Homer, sin embargo, no se recuperaría y, más tarde, a causa del reumatismo que sufría, quedó casi paralítico.

Imagen de la azotea de la casa, 24 de marzo de 1947.

Ese mismo año, poco antes de quedarse ciego, Homer había comprado el edificio del otro lado de calle para construir un bloque de apartamentos. Sin embargo, después de perder la visión, los hermanos abandonaron los planes que tenían y, a al no pagar los impuestos, el edificio acabó pasando a la ciudad de Nueva York. Langley protestó la decisión porque no la entendía, si no contaban con ningún tipo de ingreso porque tenían que pagar impuestos.

Fue también durante estos años, que Langley comenzó deambular de noche por las calles. Primero, salía a buscar agua a una fuente que estaba unas manzanas más debajo de la casa y luego recorría la ciudad tirando de una caja de cartón. Buscaba comida en los cubos de basura o le pedía a algún comerciante amable la comida que iba a tirar. Extrañamente, en ocasiones, Langley recorría grandes distancias sólo para que le dieran una barra de pan duro, había veces que había llegado a caminar hasta Brooklyn en busca de pan. Sin embargo, eran muy pocas las ocasiones en las que se aventuraba dentro de una licorería, y sólo para comprar whisky con “fines medicinales”. Langley también aprovechaba sus salidas nocturnas para recoger y llevar a su “refugio” todo aquello que le parecía de utilidad.

Contrariamente a lo que se pudiera pensar y a pesar de su enorme actividad nocturna, eran pocas las ocasiones en las que alguien veía a Langley. Los hermanos vivieron a su modo sin que nadie les molestara hasta 1938, cuando aparecieron en los periódicos por primera vez. Fue a raíz de que Maurice Gruber, un agente inmobiliario interesado en comprar una de las propiedades de los hermanos en Queens, no recibiera ninguna respuesta a sus cartas y no consiguiera que le abrieran la puerta ninguna de las veces que fue a hablar con ellos en persona. Helen Worden del World Telegram se hizo eco de la historia y de los rumores de los vecinos que sostenían que detrás de aquella descuidada fachada se escondía el lujo y la riqueza.

Según Worden, la reportera del periódico, había alfombras orientales, antigüedades, libros y montones de dinero que los hermanos no querían guardar en ningún banco. La reportera además contactó un Charles Collyer, un primo lejano, que no dudó en posar en los escalones de la entrada y expresar su temor de que su primo Homer podría estar muerto.

Una noche, la reportera, que estaba haciendo guardia delante de la puerta de la casa de los Collyer, asaltó a Langley cuando este salía a hacer una de sus rondas nocturnas con un “Buenas noches, señor Collyer. Sus vecinos me han dicho que guarda una piragua en el desván y un Ford T en el sótano”. “Sí y no”, respondió Langley. El mayor de los hermanos explicó que tanto el coche como el bote eran de su padre y le explicó el uso que su padre había dado al bote. “No tenemos teléfono y hemos dejado de abrir el correo. No puedes imaginarte lo libre que nos sentimos”. Cuando la periodista le preguntó por su atuendo dijo que no podía ir vestido de otra manera porque le atracarían.

Posteriormente, otro reportero describió a Langley como un hombre con apariencia fantasmagórica. Amigo de pasear por cementerios y de no salir de casa hasta la medianoche. El periodista afirmaba que tenía un hermano al que nadie había visto desde hacía siglos y que todos suponían muerto, aunque jamás había tenido un funeral.

Limpiadores retirando uno de los pianos. Original Ascent of a Pyramid

Pasado un tiempo, Langley culpó a la publicación de estos dos artículos de ser los causantes de casi todos sus males. Según él, lo único que pretendían, él y su hermano, era vivir sin ser molestados. ¿Por qué vivían como reclusos? Eso era sólo asunto suyo, de los dos hermanos, pero de nadie más. Desde luego que algo de razón tenía. La publicación de los artículos los sometió al escrutinio público y los convirtió en personajes misteriosos y populares acabando con su tan preciada tranquilidad. Se dice que a partir de entonces no pararon de sufrir el incordio de vecinos entrometidos que picaban a la puerta o que los niños del barrio convirtieron en un hábito tirar piedras a las ventanas de la casa.

También, fueron varias las veces que los ladrones intentaron entrar en la casa atraídos por las supuestas riquezas que, según la prensa, los hermanos escondían en su interior. Mientras, reporteros sensacionalistas seguían entrevistando a familiares obscuros y lejanos de los dos hermanos, que en la misma puerta que Charles posó expresaban su preocupación por sus dos parientes.

A medida que el miedo de los hermanos crecía, también lo hacía su nivel de excentricidad y comenzaron a obsesionarse con la idea de que alguien entrara en la casa. En un primer momento, harto de gastar dinero en cambiar cristales, Langley tapió las ventanas con tablas. Aunque se sabe poco de la vida de los hermanos antes de 1938, algunos periódicos afirman que, si bien la casa tenía un aspecto tenebroso y descuidado, fue a partir de ese año cuando Langley comenzó a construir en el interior de la casa un laberinto con cajas llenas de basura.

Langley aplicó sus conocimientos de ingeniera para colocar cajas llenas de papeles o basura de forma entrelazada y ocultar entre ellas túneles que permitían pasar de una habitación a otra. Langley conocía su laberinto, pero cualquier otra persona hubiera tenido que retirar toda la “barricada” para poder pasar. Además, y por si esto fuera poco, Langley colocó varias trampas caseras en estos pasadizos, de manera que si algún intruso no deseado tropezaba con un cable se provocara un “alud” de papeles y cajas.

Limpiadores retirando uno de las habitaciones. Original Ascent of a Pyramid

Los hermanos volvieron a atraer la atención de los medios en 1942, cuando dejaron de pagar la hipoteca de la casa. Al no cumplir con sus pagos, el banco comenzó el procedimiento de desahucio, enviando una cuadrilla de limpieza. Langley recibió a los limpiadores a gritos, instando a los vecinos a llamar a la policía. Cuando los agentes llegaron e intentaron entrar en la casa tirando la puerta abajo, vieron que un montón de basura les impedía adentrarse en la casa, un montón que llegaba desde el suelo hasta el techo.

En ese mismo instante, sin mediar palabra, Langley extendió un cheque de 6.700 dólares (el equivalente a unos 88.000 actuales) con el que cancelaba la hipoteca y ordenó a todos que abandonaran su casa mientras él se volvía a su refugio.

Pasarían unos años hasta que el 21 de marzo de 1947 a las 8.53 de la mañana la policía recibió una llamada anónima informando que en la casa de los Collyer había el cadáver de un hombre muerto. No tardó en acercarse una patrulla. Ante la imposibilidad de forzar la puerta de entrada, la policía tuvo que sacarla de sus goznes. Cuando finalmente pudieron entrar se volvieron a topar con el muro de cajas basura, periódicos, hierros y trastos diversos que les impedía continuar. Las escaleras del sótano estaban bloqueadas de la misma forma, así que tuvieron que forzar la ventana de la segunda planta para entrar y descubrir habitaciones y escaleras llenas hasta el techo de cajas, papeles y trastos.

Fue en torno al mediodía cuando dieron con el cadáver de uno de los hermanos, era el de Homer. La noticia de la muerte causó sensación y apareció en la portada de los principales periódicos de la ciudad. En sus páginas interiores, unos periódicos describían a Homer con barba, otros con bigote y otros sólo destacaban que vestía andrajos. Pero quedaba claro que hacía como mínimo tres días que no comía, antes de morir por una combinación de inanición, deshidratación y un ataque al corazón. La noticia atrajo a la puerta de la casa cientos de curiosos, que miraban asombrados los montones de basura que se acumulaban en la puerta.

Los limpiadores siguieron buscando al hermano. No fue una tarea fácil ya que el edificio parecía macizo, relleno de multitud de trastos y basura. Según el Times, sólo del vestíbulo de la primera planta se retiraron 19 toneladas de ruinas. Se sacaron unos 2.500 libros de la biblioteca legal de Homer. En medio de cientos de toneladas de basura, encontraron algunos retratos familiares al oleo, catorce pianos (uno de ellos, supuestamente, regalo de la reina de Inglaterra), candelabros, tapices, bicicletas oxidadas, alfombras orientales, maniquís, cinco violines, dos órganos, media docena de trenes de juguete, una antigua máquina de rayos X, dos rifles, tres revólveres, munición y un diploma escolar de Langley por buena conducta y puntualidad de abril de 1895.

Si bien una buena parte de los trastos eran objetos relacionados con la práctica médica de su padre, una parte importante estaba formada por los objetos que durante años Langley había ido recogiendo de la basura.

El Collyer Brothers Park, en el mismo lugar donde estaba la casa.

La propia casa se encontraba en un estado de conservación lamentable al no haberse llevado a cabo ningún tipo de mantenimiento durante años. El tejado tenía goteras, muchos muros estaban desconchados y otros se habían derrumbado.

En total, hasta el 3 de abril se habían retirado ya 51 toneladas de basura y objetos. Pero seguía sin haber rastro del hermano que faltaba, al que, por cierto, había numerosas personas que afirmaban haberlo visto no sólo en alguna parte de la ciudad, sino hasta en nueve estados distintos. La policía especuló con la posibilidad de que Langley se hubiera marchado antes de la misteriosa llamada y que, por tanto, la muerte de Homer hubiera sido debida a la desatención.

Finalmente, el 8 de abril los limpiadores dieron con el cuerpo de Langley. Estaba a no más de 3 metros de donde habían encontrado el de Homer. Había quedado sepultado bajo una maleta y tres enormes fajos de periódicos. Langley había quedado atrapado en uno de sus túneles al activar accidentalmente una de las trampas que el mismo había colocado. Según parece, llevaba la cena a su hermano. Era de su cadáver de donde emanaba el hedor que llegaba hasta la calle.

El 9 de mayo, el ayuntamiento después de haber retirado unas 130 toneladas de material diverso de la mansión, entre los que se incluían 25.000 libros, ordenó su demolición por haberse convertido en un peligro público. La fortuna de los dos hermanos que incluía propiedades inmobiliarias por valor de unos, unos 2.000 en ahorros y unos 4.000 en artículos personales como joyas y efectivo ascendía unos 90.000 dólares de la época, el equivalente a 1.200.000 actuales, antes de descontar los impuestos pendientes. Fueron cuarenta los familiares que reclamaron una parte de este dinero, aunque no queda claro si la recibieron.

Algunos de los objetos más extraños que se encontraron en la casa fueron exhibidos en el Hubert’s Dime Museum, junto a las otras “maravillas humanas” del museo. El objeto central de la exposición dedicada a los hermanos era la silla sobre la que Homer había sido encontrado muerto. Años más tarde, la silla cambió de manos y fue adquiriendo una fama de ser un objeto maldito a causa de las desgracias que había traído a los hermanos. Aunque dicha maldición pareció no importar al coleccionista de curiosidades de Orlando que la y hoy segue siendo su propietario.

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+info:
- Hermanos Collyer en es.wikipedia.org en.wikipedia.org
- The Shy Men in Time Magazine
- The Collyer Brothers in New York The Sun
- The Collyer Brothers of Harlem in New York Press
- Former site of the Harlem House Where the Collyer Brothers Kept all That Stuff in The New York Times
- Ghost Story, The Collyer Brothers in Daily News
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