martes, 14 de septiembre de 2010

Historia del Papa que escribió una novela erótica

Historia del Papa que escribió una novela erótica: "

Papa Pío IIAntes de convertirse en el Papa Pío II, Eneas Silvio Piccolomini fue poeta, estudioso, diplomático y disoluto. Y como escritor, fue de hecho el autor de un bestseller del siglo XV. Su novela en latín “Historia de duobus amantibus“, fue una de las más leídas de todo el Renacimiento. La trama versa sobre el amor ilícito que se profesaban Euralio, un oficial de alto rango del germano Emperador Segismundo y Lucrecia, una señora casada originaria de Siena, Italia.


La obra se escribió probablemente en 1444, pero se imprimió por primera vez en Amberes en 1488. A finales del siglo XV se llevaban publicadas 37 ediciones. A pesar del indudable interés histórico de esta historia “porno” vaticana, la obra no se ha traducido a ningún idioma contemporáneo. Así pues, os adjunto un pequeño párrafo traducido al castellano para que seais de los primeros en disfrutrarlo en nuestra lengua.



Hay que tener en cuenta que en mil cuatrocientos y pico la gente era realmente mojigata, así que la obra es bastante insulsa para nuestros estándares. En un momento dado, Euralio escala un muro para llegar hasta Lucrecia:


“Cuando ella vio a su amante, le sujetó firmemente entre sus brazos. Hubo allí abrazos y besos, sin refreno se dejaron llevar por su deseo y se hartaron de Vénus, ahora con Céres, ahora refrescándose con Bacco”.


Lo cual, traducido a groso modo quiere decir que echaron un polvo, después comieron, y que luego bebieron vino. Sin duda alguna, un texto más interesante que los aburridos consejos anti-condón a los que nos tienen acostumbrados los “modernos” inquilinos del Vaticano.


Visto en Disinfo.com


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CISCANDO VOY (La Voz 12-09-10)

CISCANDO VOY (La Voz 12-09-10): "

CISCANDO VOY

Ciscando vengo. Por el camino yo me entretengo, dimitiendo. La noticia es variopinta y pérez-revertiana y como tal me “suliveya”, como Patricia Tapia y Amy Lee. Hace unos meses el Ayuntamiento de Cádiz anunció el compromiso con Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) para que encabezara, en calidad de Comisario, la exposición del bicentenario gaditano de 1812. Precio: 150.000 euros + IVA. Duración: two years. O sea, 75.000 € por año (el IVA se lo lleva ZP). Tampoco es tanto. Conozco más de doscientos cincuenta y siete concejales de deportes que cobran más sin incluir vietas y diáticos. Pero estamos en crisis, hombre. Sube el IVA, bajan los salarios, desaparecen las prestaciones hasta por respirar y Pérez-Reverte sangrando los bolsillos a Teófila Martínez y sus conciudadanos.

Las primeras críticas fueron, al parecer, del grupo municipal socialista. Por la pasta y eso. Luego, un concejal de IU tuvo a bien hacer tres preguntas sobre el Comisario. Su nombre, Sebastián Terrada. Desde hoy: “el ciscado”. Y se lió. Ahora intentan convencer a Don Arturo de que siga o no se vaya y mantenga su liderazgo comisarial. Hasta el socialista Luís Pizarro ha apoyado ayer a la alcaldesa gaditana en este sentido.

Lo que me ha sorprendido es que no le ha salido el Alatriste que parecía llevar dentro, sino quizás el Lucas Corso de entresemana. El medio de la dimisión fue una carta convenientemente filtrada. Era algo así como que me voy porque ha pasado mucho tiempo y la cosa –como el Puente- no avanza, pero, aparte, sé que acabaré ciscándome en la puta madre de alguien. Me quedo con la duda: ¿Ciscar? Yo cisco (intransitivo). Tú ciscas. Y él también. Busco en guguel: DRAE: Soltarse o evacuarse el vientre. Císcate, hombre, pero no dimitas. Dimitir es de otra época; de Rafael Pimentel y los tories. Es pre-GAL. Dimite y vencerás, pensaría el académico, pero vence él nada más.

Aunque sí le doy la razón en algo a Don Arturo. Este país ha perdido la costumbre quevediana de insultar con garbo (aunque sea a un concejal de IU buscando protagonismo plenario o defendiendo los legítimos intereses de sus votantes). La culpa es de la moda de que seamos todos –y todos- políticamente correctos. Lo cierto es que APR me ha sentado muy bien y muy mal dependiendo de la época, y aunque es una figura pública y un conocido amante de la historia de España, creo que el Comisario de un acto tan importante debe ser otra cosa; una persona con más auctoritas que potestas, que dirija un importante comité de expertos y que sepa honrar a su pueblo llevando el cargo con dignidad. Aunque bien mirado, eso, en esta tierra, cuesta encontrarlo. Y en Cartagena también.

Enrique Montiel de Arnáiz

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