No todo el mundo sabe que la web nació en Europa, y más concretamente en el CERN. Allá por el año 1989, Tim Berners-Lee, un científico del CERN, propuso un proyecto para gestionar la información entre los investigadores en forma de hipertexto digital. Algunas de las palabras que oímos hoy cada día en la web, como URL (a la que se llama comúnmente dirección web), HTML (el lenguaje en el que están escritas las páginas web que visualiza el navegador) o HTTP (el protocolo de transporte), ya provenían de las ideas originales de su creador.
¿Quién iba a decirle a Tim Berners-Lee que la web iba a ser el éxito que es hoy en día? Su idea original fue para compartir información entre investigadores. Sin embargo, ahora usamos esa tecnología para consultar todo tipo de información, hacer transacciones bancarias, comprar billetes de avión o escribir este artículo que están leyendo. Y es que muchas de las tecnologías que usamos actualmente no nacieron para el uso que hacemos de ellas. Se crearon para algo dentro del ámbito de la investigación pero luego se fueron exportando a otros ámbitos.
"Por eso, cuando me preguntan: “¿Para qué crees que servirá esa tecnología?” Yo respondo: “Da igual lo que yo piense, porque será más importante aquello que no se me haya ocurrido aún”.
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