miércoles, 27 de octubre de 2010

La mejor amante, una mujer madura

La mejor amante, una mujer madura: "
Como comprenderéis no es una sentencia mía, sino de Benjamin Franklin.

En 1745, con 39 años, el político, científico e inventor estadounidense, escribió una carta a un amigo más joven, explicándole las excelencias del matrimonio, pero también le aconsejaba que si no quería casarse debía “echarse” una amante madura. Estos eran sus razonamientos:

  1. Como tienen más experiencia y más “mundo” puedes mantener con ellas agradables conversaciones.
  2. Como con los años disminuye la belleza, tratan de potenciar otras cualidades. Saben hacer mil cosas, saben “estar”, se manejan en cualquier situación… se hacen más listas (más sabe el diablo por viejo que por diablo)
  3. Como ya han pasado la menopausia, no hay problema de que se quede embarazada.
  4. Al tener menos relaciones sexuales que las jóvenes, son más agradecidas cuando las tienen.
  5. Como por la noche todos los gatos son pardos, el placer de disfrute corporal con una mujer madura es, por lo menos, igual e incluso mejor, ya que tienen una “técnica” más depurada.
  6. Como ya ha mantenido otras relaciones sexuales, no se puede traumatizar como ocurre con alguna joven cuando lo hace por primera vez.

En realidad son 8, pero se puede resumir en estas 6.

Menudo pillín el tío Franklin. ¿Qué os parece Monica Bellucci como mujer madura?




Fuentes: Myfivebest, Lapham’s Quarterly

La mejor amante, una mujer madura escrito por Javier Sanz en: Historias de la Historia



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Pruebas de un universo inicial súper-caliente

Pruebas de un universo inicial súper-caliente: "
Si crees que el calentamiento global es duro, hace 11.000 millones de años todo el universo pasó por lo que podríamos llamar un calentamiento universal. La consecuencia de ese calentamiento inicial fue que feroces estallidos de radiación procedentes de voraces agujeros negros atrofiaron el crecimiento de algunas pequeñas galaxias durante un periodo de 500 millones de años.



Esta es la conclusión a la que llegó un grupo de astrónomos liderados por la Universidad de Colorado en Boulder, que usaron las nuevas capacidades del Telescopio Espacial Hubble de la NASA para estudiar el universo invisible y remoto.

Usando el recientemente instalado Espectrógrafo de Orígenes Cósmicos, o COS, el equipo identificó una era hace entre 11700 y 11300 millones de años cuando el universo arrancó electrones de los átomos de helio primigenio – un proceso conocido como ionización. Este proceso calentó el gas intergaláctico evitó que colapsara gravitatoriamente para formar una nueva generación de estrellas en algunas galaxias pequeñas. Las galaxias de menor masa no fueron capaces siquiera de mantener su gas, y escapó de nuevo al espacio intergaláctico.

El Profesor de la CU-Boulder, Michael Shull, del departamento de astrofísica y ciencias planetarias y su equipo fueron capaces de encontrar la reveladora señal de las líneas de absorción espectral del helio en la luz ultravioleta procedente de un quásar – el brillante núcleo de una galaxias activa. El quásar brilla a través de las nubes intermedias de lo que sería un gas de otro modo invisible, como una farola brillando a través de la niebla. El haz permite un estudio de muestras de núcleo de las nubes de gas que se ubicaban entre las galaxias en los inicios del universo.

El universo pasó por una ola de calor inicial hace unos 13000 millones de años, cuando la energía procedente de las primeras estrellas masivas ionizó el hidrógeno procedente del Big Bang. Este periodo de tiempo es conocido como la época de la Re-ionización, debido a que los núcleos de hidrógeno estaban originalmente en un estado ionizado poco después del Big Bang, dice Shull, también miembro del profesorado del Centro de Astrofísica y Astronomía Espacial de la CU-Boulder, o CASA.

Se publicará un artículo sobre el tema en el ejemplar del 20 de octubre de la revista The Astrophysical Journal. Los co-autores incluyen a los Investigadores Asociados a CASA Kevin France y Charles Danforth, el investigador de posdoctorado de CASA Britton Smith y Jason Tumlinson del Instituto Científico del Telescopio Espacial en Baltimore.

Pero los datos de Hubble indicaron que se necesitarían otros 2000 millones de años antes de que el universo produjera fuentes de radiación ultravioleta con suficiente energía para realizar la tarea de re-ionizar el helio primigenio que ya había sido calentado por el Big Bang.

Esta radiación no procedía de las estrellas, sino de los quásares, comenta Shull. De hecho, la época en la que el helio empezó a re-ionizarse se corresponde con una época transitoria en la historia del universo en la que los quásares eran muy abundantes.

El universo era un lugar agitado en aquel entonces, señala Shull. Las galaxias colisionaban con frecuencia y esto aumentaba los agujeros negros supermasivos en los núcleos de las galaxias con el gas que caía en su interior. Los agujeros negros convirtieron furiosamente parte de la energía gravitatoria de esta masa en poderosa radiación del ultravioleta lejano que sería lanzada fuera de las galaxias. Esto calentó el helio intergaláctico desde 8000 grados a casi 22000.

Después de la re-ionización del helio, el gas intergaláctico se enfrió de nuevo y las galaxias enanas pudieron seguir con su ensamblaje normal. “Imagino que podrían haberse formado unas pocas galaxias enanas más si no hubiese tenido lugar la re-ionización del helio”, comenta Shull.

Hasta el momento, Shull y su equipo sólo tienen una línea de visión desde Hubble para medir la transición del helio, pero el equipo científico de COS planea usar el Hubble para mirar en otras direcciones y ver si la re-ionización del helio tuvo lugar uniformemente en todo el universo.


Autor: Jim Scott

Fecha Original: 7 de octubre de 2010

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Dos planetas, dos estrellas, un sistema

Dos planetas, dos estrellas, un sistema: "
Exoplanetas en sistema binarioDos planetas masivos similares a Júpiter se han descubierto recientemente orbitando dos estrellas hermanas extremadamente cercanas – un hallazgo inesperado, dado que los perturbadores efectos gravitatorios dentro de la mayor parte de los sistemas estelares binarios normalmente interrumpen la formación de planetas.

Los planetas extrasolares se hallaron en una órbita alrededor del sistema estelar binario NN Serpentis, el cual está situado a 1670 años luz de la Tierra.



La más masiva de las dos estrellas es una enana blanca muy pequeña – el agotado remanente que queda cuando muere una estrella como el Sol. La estrella tiene unas 2,3 veces el diámetro de la Tierra, pero una temperatura de más de 49.700 grados Celsius – casi nueve veces más caliente que la superficie del Sol.

La otra estrella es más grande pero más fría, con una masa de sólo una décima parte del Sol. Las dos estrellas están unidas en una órbita muy estrecha.

Un golpe de suerte

Los astrónomos tuvieron un golpe de suerte al observar este sistema estelar binario, dado que resulta estar en el mismo plano que la Tierra, creando un eclipse cada 3 horas y 7 minutos cuando la estrella más grande pasa frente a la menor.

El cambio resultante en el brillo del sistema actúa como un reloj de gran precisión. Monitorizando los eclipses, el equipo de astrónomos fue capaz de detectar pequeños cambios en la sincronización provocados por el tirón gravitatorio de dos planetas que orbitan a la pareja estelar, y tiran de ellas alterando la agenda de eclipses.

El planeta más grande del sistema es aproximadamente 5,9 veces más masivo que Júpiter. Orbita las estrellas binarias una vez cada 15,5 años terrestres a una sorprendente distancia de unos 900 millones de kilómetros. Más cercano, el segundo planeta orbita al par binario cada 7,75 años terrestres y es 1,6 veces más masivo que Júpiter.

Un equipo internacional de astrónomos detectó el sistema planetario usando una amplia variedad de observaciones tomadas a lo largo de dos décadas desde varios telescopios terrestres.

Padres binarios

Aunque el descubrimiento de planetas fuera del Sistema Solar se está haciendo cada vez más común, sólo una diminuta fracción de esos planetas se han hallado en órbita alrededor de estrellas binarias o sistemas múltiples. Esto es simplemente debido a que, en estos sistemas, hay poco espacio entre las estrellas para que se formen los planetas.

Los dos planetas de NN Serpentis no orbitan cerca de las estrellas binarias, pero el sistema estelar doble no siempre estuvo tan compacto como ahora. Antes, cuando la actual estrella enana blanca era una estrella normal, el doble de masiva que el Sol, las dos estrellas estaba separadas por una distancia mucho mayor – tal que los eclipses observables habrían tenido lugar una vez cada dos años.

Cuando la estrella más masiva terminó su vida normal de consumo de hidrógeno en su núcleo, se infló para formar una estrella gigante roja y luego absorbió la segunda estrella en su difusa envoltura externa. La fricción de la estrella compañera moviéndose dentro de la envoltura de la gigante roja finalmente provocó que la gigante roja perdiese el 75% de su masa.

Esto dejó sólo el intensamente caliente núcleo de la estrella original, y una estrella compañera relativamente indemne que ahora orbita extremadamente cerca de la recién creada enana blanca.

El turbulento cambio de un sistema normal de estrella doble a uno compacto con una enana blanca caliente habría sido aún más drástico para cualquier planeta presente de antemano: La pérdida del 75% de la masa original de la estrella equivaldría a un 75% de pérdida en la fuerza gravitatoria.

Esto podría resultar fácilmente en la liberación de planetas, enviándolos a toda velocidad por el espacio. O, simplemente, podría haber terminado en un drástico cambio en la órbita de los planetas.

Segunda opción

En un escenario diferente, los planetas alrededor de NN Serpentis podrían haber sido creados hace sólo un millón de años, cuando se emitieron grandes cantidades de polvo y gas desde la estrella principal como para formar una versión más masiva de un disco protoplanetario. A partir de este material, los planetas podrían haberse formado. De ser este el caso, entonces es posible que estos planetas masivos nacieran, de hecho, después de la muerte de la estrella que permitió su creación.

Los resultados del estudio se publican on-line en un reciente ejemplar de la revista Astronomy & Astrophysics.

En un descubrimiento aparte, se ha encontrado recientemente un exoplaneta del tamaño de Júpiter orbitando la estrella HR 7162, que es una estrella binaria situada a 49 años luz de distancia en la constelación de Lyra. Estos recientes hallazgos están forzando a los astrónomos a pensar de nuevo las teorías sobre cómo se forman los planetas gigantes gaseosos.


Autor: Plantilla de Space.com

Fecha Original: 26 de octubre de 2010

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