El registro fósil está conformado en su gran mayoría de huesos. El tejido óseo es el que mejor sobrevive al paso del tiempo y a la destrucción que producen los suelos, y por lo tanto es nuestra mejor ventana hacia el pasado en lo referente tanto a arqueología y, más aún, en paleontología.
Es fundamental que los investigadores tengan esto en cuenta a la hora de estudiar restos fósiles, puesto que muchos piensan que lo único que existió es lo que encontraron, cuando en realidad hay que tener también en mente lo que no se encuentra. Así ha trabajado un equipo de expertos que publican en Science una interesante investigación que ha llegado a la conclusión de que los dinosaurios eran más altos de lo que creíamos.
La respuesta de todo está en el cartílago, que obviamente es un tejido que muy difícilmente se llega a conservar en estado fósil. Según estos investigadores, las articulaciones de los dinosaurios estaban rodeadas por grandes componentes cartilaginosos, lo cual los volvía más altos de lo que creemos, incluso llegando a ser un 10% más altos.
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