En el año 1979, Jimmy Carter instala entusiasmado en el techo de la Casa Blanca, un sistema para calentar el agua con energía proveniente de paneles solares, todo un símbolo en la promoción de una fuente de energía, que según prometía, iba a revolucionar el mundo.
Imagen en Earth First
El propio presidente, sin esconder su entusiasmo, se atreve a un pronóstico mezcla de futurología y pragmatismo incomprendido:
“En el año 2000 el calentador de agua solar que hay detrás de mí y que está siendo instalado hoy, continuará en ese mismo lugar dando energía eficiente y barata. Para la próxima generación, este calentador solar podrá ser una curiosidad, una pieza de museo, un ejemplo del camino que no se tomó, o puede ser una pequeña parte de una de las mayores y más excitantes aventuras que el pueblo estadounidense haya emprendido jamás.”
Al parecer, la excitante aventura del pueblo estadounidense, tendría otros obstáculos bastante simbólicos: al asumir la presidencia Ronald Reagan retiraría los calentadores solares de agua de la Casa Blanca. Ronald Reagan, no sólo terminaría con el calentador solar de la Casa Blanca, sino también, con el impulso a cualquier intento de producir energía a gran escala a partir de fuentes renovables.
Los paneles solares, fueron guardados en depósitos del gobierno, y algunos de ellos, terminaron años después en una universidad. En la presidencia del primer Bush, se vuelve a instalar un modesto panel solar calentador para alimentar parte de los edificios de la Casa Blanca.
Varios años después, y a miles de kilómetros de distancia, ayudado por la disminución de los costos de producción y el avance tecnológico, alguien en China se encargaría de retomar la producción de calentadores solares de agua de un modo rentable y a escala masiva. Me refiero al empresario chino Huang Ming, quien fundaría una de las empresas de producción de calentadores por energía termo solar más grande del planeta. Huang Ming, es hoy algo así como el “rey de los calentadores de agua solares para uso doméstico”, un hombre tratado como un héroe global por organizaciones como 350.org.
Su revolución podría resumirse con un dato por demás ilustrativo: en China, más de sesenta millones de paneles solares producidos por Himin Solar, su compañía, están en funcionamiento, y proveen energía para calentar el agua con fuentes renovables a millones de ciudadanos. Quizás sorprendido por el desinterés de la Casa Blanca, Huang Ming compra para su colección privada uno de los paneles solares desmantelados del techo de la casa de gobierno del país más poderoso del planeta.
Y es que de hecho, Huang Ming le debe demasiado a los paneles solares, iniciando una industria desde un pequeño taller, con alcances que proyecta trasladar al resto del mundo. Hoy su empresa es la mayor fabricante del mundo de paneles solares para el calentamiento de agua, casi una postal en muchos hogares de China. Los calentadores solares, se han vuelto populares en China no sólo por su efectividad, sino además, por su bajo precio. Los modelos más básicos tienen un costo que parte desde los 1.500 yuanes, unos 190 dólares. Los calentadores son tan eficientes, que incluso funcionan en días nublados y con temperaturas bajo cero. Su costo, se paga por sí mismo en pocos meses.
Huang Ming, es además un incansable promotor de la utilización de éste tipo de energía, un aporte para lidiar con el calentamiento global. Para muestras de lo que ha cambiado su primer taller, hoy podemos observar el aspecto de la sede de Himin Corp, epicentro de un ambicioso proyecto de 700 millones de dólares que se conocerá como el Valle Solar de China:
Himin Solar Energy Group, en funcionamiento desde 1995, en su planta de producción en Dezhou, China, da trabajo a alrededor de unas 7000 personas, y participa en proyectos ambiciosos. El propio empresario afirma: “si no somos capaces de lidiar con el calentamiento global, eso significará el fracaso de nuestra generación, y de mí mismo”. Su oferta de productos se ha ampliado a la fabricación de sistemas solares para edificios, generación de energía solar térmica, solar fotovoltaica, o sistemas de iluminación solar, entre otros.
MIentras tanto, en Estados Unidos, hace sólo unas semanas, algunos de los viejos paneles solares fueron recuperados de los depósitos del gobierno por Bill McKibben, el activista ambiental creador de 350.org. Junto a un grupo de estudiantes, iniciaron una campaña de concientización, para volver a instalar el panel solar en la Casa Blanca.
Tras una reunión con funcionarios de menor jerarquía,y una primera respuesta negativa, los activistas conseguirían obtener la aprobación para instalar paneles solares fotovoltaicos en la Casa Blanca, con el fin de suministrar una pequeña cantidad de electricidad para la residencia, una forma de reflejar el compromiso del presidente con las energías renovables.
En sintonía con los nuevos tiempos, muchas empresas de energía solar en Estados Unidos, intentan afinar sus estrategias para competir con los fabricantes chinos, que se han movido agresivamente en el país acaparando el 40 por ciento del mercado en estados como California. Las compañías chinas de energía por paneles solares, tienen un creciente predominio en el mercado mundial. Estados Unidos, emprende su excitante aventura, aunque en éste caso, con algo de retraso.
La historia de ésta entrada comienza con el artículo de Amy Goodman ¡La pobre energía solar!.
El resto de las fuentes están citadas en el cuerpo de la entrada.
En Huffington Post hay un artículo en referencia al documental en realización sobre la hsitoria de los paneles solares de la Casa Blanca.